Ágora
de los habitantes de la Tierra
M
A N I F I E S T O 2 0 2 0
DE
LA DEPREDACIÓN A LA SALVACIÓN DE LA VIDA DE
TODOS LOS HABIANTES DE LA TIERRA
Tres
flagelos están descendiendo sobre la humanidad:
-
la
pandemia de Covid-19
( ya más de 230.000 muertes).
La
explosión y propagación del coronavirus están, según casi todos
los científicos, estrechamente vinculadas, entre otras cosas, a la
devastación ambiental de los últimos decenios, y al deterioro de
las condiciones de higiene y salud en la mayoría de los países del
mundo;
-
desastre
climático y ambiental,
debido, entre otras cosas, a la deforestación y la degradación de
la tierra, la pérdida de biodiversidad, la contaminación del aire y
el agua (la huella ecológica nos dice que para agosto de 2019 ya
hemos "consumido" el capital biótico renovable anual de
tierra y agua del planeta);
-
el
hambre y la sed
(7,9 millones de niños menores de 5 años murieron en 2018 a causa
de enfermedades debidas, entre otras cosas, a la falta de acceso al
agua potable. En un mundo que en 2019 se proclamó "rico",
estimando su PIB mundial en unos 80 billones de dólares, casi mil
millones de personas padecen hambre, 2.100 millones de personas no
conocen el agua potable y 4.200 millones no saben lo que es un
retrete).
El
mundo inaceptable
Las
dramáticas condiciones en las que 1.000 millones de personas (1 de
cada 8 personas en el mundo) viven en barrios marginales insalubres,
inseguros y socialmente violentos, así como los 175 millones de
adultos desempleados (en su mayoría jóvenes) y los 850 millones de
trabajadores pobres (que ganan menos de 2 dólares al día), indican
que la desigualdad y la negación de los derechos humanos para miles
de millones de personas son los productos concretos de nuestras
sociedades, nuestras economías. Demuestran
el fracaso del sistema establecido, de su "crecimiento
económico", de su "desarrollo humano", de su lógica
de guerra.
Ni
la guerra ni la pobreza son inevitables
Según
el SIPRI, en 2019 los gobiernos del mundo gastaron más de 1,910
billones de dólares en armamento (38% de los cuales fueron gastados
por los Estados Unidos solamente), es decir, más de 5.000 millones
de dólares al día. Por atacar, matar, fortalecerse, no salvar
vidas, no salvaguardar el medio ambiente, no proteger la tierra…
Nadie
nace pobre
por destino o por casualidad. Hoy en día, más del 90% de la
humanidad tiene que conformarse con menos del 10% de los bienes del
mundo porque la economía dominante, regida por los principios de la
sociedad capitalista, ha mercantilizado, privatizado, desregulado,
liberado, financiarizado todas las formas de vida material e
inmaterial en beneficio de los más fuertes, los conquistadores, los
guerreros dominantes, mientras que la vida y el vivir con dignidad,
libertad y justicia pertenecen a todos.
El
mundo debe cambiar
Tenemos
que cambiar el sistema ahora, atacando las raíces.
No
podemos
obedecer al imperativo del crecimiento económico, que consiste en
obligar a los habitantes de la tierra a salir rápidamente de su
encierro y entrar en la segunda fase de la "gestión de la
pandemia", "vivir
con el virus".
No podemos asumir el riesgo de salud y muerte -aunque con ciertas
precauciones- para volver a trabajar y poner en funcionamiento la
máquina económica de producción y consumo, sin modificar ninguno
de los principios fundadores y mecanismos clave del sistema fallido.
No
creemos
que sea prudente y justo volver al trabajo esclavo, que humilla y
excluye, para volver a ser un comprador/consumidor irresponsable,
pasivo y masivo; para ganar un dinero deshumanizante que reduce todo,
incluso a los seres humanos, a un recurso a rentabilizar.
PRIMERA
PROPUESTA DE ACCIÓN
Actuar
contra la desigualdad y la exclusión que genera el hambre y la sed.
Para
una nueva regulación del trabajo y de l’economía
DECLAREMOS
ILEGAL LA POBREZA, PRODUCTO DEL TRABAJO ESCLAVIZADO A LOS IMPERATIVOS
DEL CRECIMIENTO ECONÓMICO DESIGUAL Y DEPREDADOR DE LA VIDA AL
SERVICIO DE LA SUPERVIVENCIA Y LOS INTERESES DE LOS PODEROSOS.
Proponemos
que nos neguemos a quedar atrapados en las "cadenas de valor"
de nuestras fábricas, granjas, oficinas, escuelas, universidades,
hospitales, deportes, etc.. No debemos volver a los lugares de
depredación y robo de la vida de antaño, operando en nombre del PIB
(aunque sea verde, azul, circular, digital...) y del ROI (Retorno de
la Inversión).
Necesitamos
que se definan nuevas
normas laborales
como condición para "volver al trabajo". Entre ellas, debe
darse prioridad
a las actividades económicas centradas en la salvaguardia y
promoción de los bienes y servicios públicos comunes de interés
fundamental para la vida,
comenzando por un
importante programa mundial sobre el agua y los servicios hídricos
comunes
como fuerza motriz de un cambio económico y social estructural en
materia de salud, agricultura/alimentación, vivienda, renovación
urbana, economía ambiental, tierra, transporte público y otros
bienes comunes naturales y culturales.
Los
protocolos de reincorporación al trabajo no deben limitarse a las
medidas de precaución sanitaria. El
trabajo debe ser liberado
de actividades que contaminan, son peligrosas y dañinas para la
salud y la seguridad de los ciudadanos y para el medio ambiente, como
ciertas producciones químicas, actividades mineras, producción de
armas, etc. El flujo irracional de productos a través del comercio
internacional debe ser reducido. Hay una creciente presión para la
re-territorialización de la producción comunitaria y la
autogestión. La simplicidad y la sobriedad en el acto de consumir
están ganando visibilidad. La
globalización de las últimas décadas debe ser abandonada.
La economía mundial de las próximas décadas no necesita el
ejército de habilidades y profesiones dedicadas a hacer que las
finanzas especulativas, la evasión de impuestos y los paraísos
fiscales funcionen y prosperen. Muchas de las funciones de la banca y
los seguros tendrán que desaparecer. El trabajo debe finalmente ser
sinónimo de igualdad de derechos y dignidad.
SEGUNDA
PROPUESTA DE ACCIÓN
Actuar
a favor de la ciencia y la tecnología al servicio de la vida para
todos los habitantes de la comunidad mundial de la vida en la Tierra.
CAMPAÑA
MUNDIAL SOBRE EL DISEÑO, LA FABRICACIÓN Y EL USO DE UNA VACUNA
MUNDIAL, COMÚN, PÚBLICA Y GRATUITA CONTRA EL COVID-19
La
manipulación de organismos vivos con fines privados y de lucro es
inmoral e inaceptable. Ha llegado el momento de construir una
sociedad (y una economía) capaz de valorar y promover el
conocimiento (la ciencia) y su aplicación (la tecnología) como un
bien y un servicio común - res publica - bajo la responsabilidad
primordial de las comunidades humanas.
La
vacuna debe ser el resultado de la cooperación y de la solidaridad
entre los cientificos y los pueblos del mundo y non de la
competitividad y de la rivalidad óc
La
humanidad no necesita una guerra de vacunas.
No hay ninguna buena razón para que la(s) futura(s) vacuna(s) sea(n)
propiedad privada de las compañías farmacéuticas durante al menos
17 a 20 años. Como es bien sabido, están actuando claramente en
interés de los propietarios de su capital produciendo y
comercializando (mediante subvenciones públicas y reglamentos
públicos) medicamentos destinados principalmente a tratar a
pacientes que pueden pagar el precio fijado por las propias empresas.
El
dinero sigue esclavizando la salud.
No es cierto que la ciencia y la economía estén al servicio de la
gente. Hay otros receptores padrones antes que el pueblo.
Por
estas razones, la asociación Agora des Habitants de la Terre activa
en diferentes países del mundo (desde Argentina a Bélgica, Chile a
Francia, Brasil a Camerún, Quebec a Italia, Portugal, Alemania,
India...) propone el
lanzamiento de una campaña transnacional cuyo objetivo es adoptar un
protocolo global sobre una patente pública común para la vacuna
Covid-19.
"La
ciencia (y la economía) para la salud de los habitantes de la
Tierra".
Para
una vacuna común, pública y gratuita de Covid-19.
Por
una alianza ciudadana transnacional
Proponemos
que la campaña sea concebida, planificada y dirigida por una red
mundial de asociaciones, movimientos e instituciones de la sociedad
civil. La red se establecerá durante el mes de mayo para que el
lanzamiento pueda se llevará a cabo en junio de 2020.
El
objetivo indirecto de la campaña es impedir que la(s) vacuna(s)
contra el Covid-19 es (son) otro acto de expropiación económica,
social y política de la vida por parte de poderes privados con el
apoyo de las autoridades públicas nacionales e internacionales.
La
ciencia debe dejar de ser un instrumento utilizado principalmente al
servicio de la guerra, el poder y la desigualdad.
El conocimiento es una "res publica" sobre cuja base
construimo las comunidades humanas justas, responsables, "ricas",
libres, pacíficas.
Este
Manifiesto es una invitación a todos los que comparten la as
propuestas a expresar su apoyo y adhesión, especialmente, dada la
urgencia, a la campaña "Una
vacuna Covid-19 común, pública y gratuita a nivel mundial".
GRACIAS
, en solidaridad
Primeros
signatarios
Alain
Adriaens (Belgica),
Jean Paul Amadou Zigaou (Camerun),
Marcos
P. Arruda (Brasil),
Guido
Barbera (Italia),Marcelo
Barros (Brasil), Fabián
Bicciré (Argentina),
Alberto Botto (Argentina),
Jacques
Brodeur (Québec),
Bernard
Cassen (Francia),
Roberto Colombo (Italia),
Alejandro
Huala Canuman ( Chile),
Francesco
Comina (Italia), Alain Dangoisse (Belgica),
Ina Darmstaedter (Alémania),
Armando Di Nardi (Brasil), Amadou Emanuel ( Camerun), Anibal
Faccendini (Argentina), Jorge
Fandermole
(Argentina), Alfio Foti y Emanuele Villa (Italia), Pierre
Galand
(Belgica),
Philippe Giroul (Québec),
Fatoumata
Kane Ki-Zerbo (Sénégal
- Burkina Faso). Felicien Illunga (
RD
Congo),
Luis Infanti de la Mora (Chile),
Miguel
Lacabana (UK-
Argentina),
Mady Ledant (Belgica),
Jorge
Llonc (Argentina)
,Gustavo Marini (Argentina),
Eliane Mandine
(France),
Monastero
del Bene Comune (Luca Cecchi, Paola Libanti, Silvano Nicoletto)
(Italia),
Maria Palatine (Alémania),
Alfonso Pecoraro Scanio (Italia),
Riccardo Petrella (Italia),
Jean-Yves Proulx (Québec),
Roberto Savio (Itala),
Roberto Musacchio (Italia),
Anne Rondelet (Belgica),
Bernard Tirtiaux (Belgica),
Pietro Pizzuti (Belgica),
Domenico Rizzuti (Italia),
María
Eugenia Schmuck (Argentina),
Université du Bien Commun (Cristina Bertelli, Claire Dehove, Corinne
Ducrey, Jean-Pascal Derumier,Annie Flexer,Gilles Yovan) (France),
Luiz
Carlos Vena (Brasil),
Philippe Veniel (France),
José Vermandere (Belgica),
Alejandro
Vila (Argentina)
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